El arribo de las tortugas marinas es uno de los fenómenos naturales más asombrosos en Centroamérica y Nicaragua es uno de los lugares destacados para observar este suceso. Año tras año, cientos de miles de tortugas arriban a algunas costas nicaragüenses para poner sus huevos simultáneamente, un evento que atrae a investigadores, ecoturistas y amantes de la biodiversidad. Es esencial identificar las ubicaciones ideales y los momentos más adecuados para apreciar este privilegio manteniendo el delicado equilibrio del ecosistema.
La llegada de tortugas marinas: un evento único
El vocablo arribada se refiere a la llegada simultánea de numerosas tortugas marinas hembra a las playas de arena, principalmente para depositar sus huevos. En Nicaragua, la especie que encabeza estas arribadas es la tortuga paslama (Lepidochelys olivacea), aunque también se pueden observar tortuga tora (Dermochelys coriacea) y tortuga carey (Eretmochelys imbricata). Este fenómeno se sincroniza entre agosto y enero, con el punto álgido en septiembre y octubre.
Playa La Flor: el santuario nacional de las tortugas
Playa La Flor, situada a 18 kilómetros al sur de San Juan del Sur, es el lugar de arribadas más renombrado del país y uno de los más relevantes a nivel internacional. El Refugio de Vida Silvestre La Flor resguarda 8.5 kilómetros de costa virgen, donde hasta 100,000 tortugas pueden llegar en una sola temporada. La vivencia aquí es incomparable: desde el crepúsculo y durante la madrugada, decenas de miles de tortugas emergen del océano, cavan nidos y depositan sus huevos en un ritual milenario. El Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (MARENA) supervisa meticulosamente el acceso para evitar efectos negativos y organiza visitas guiadas, fomentando la educación ambiental.
Los turistas pueden pernoctar en campamentos habilitados, contar con guías certificados y participar en actividades de liberación de neonatos, siempre bajo estrictas normas de conservación. Fotografiar, usar linternas con luces rojas y caminar sólo por senderos autorizados son requisitos obligatorios.
Refugio de Vida Silvestre Chacocente: naturaleza intacta
A unos 100 kilómetros al sur de Managua y cerca de Santa Teresa, Chacocente es otro refugio de importancia internacional. Las arribadas aquí son menos masivas que en La Flor, pero su entorno más remoto y menos intervenido brinda una experiencia auténtica. El bosque seco tropical circundante es hábitat de aves, monos y flora endémica, lo que enriquece la visita. La comunidad local coadministra el refugio junto con MARENA, ofreciendo recorridos nocturnos para observar el arribo y desove, así como actividades de voluntariado para la protección de los nidos.
Los períodos con mayor concentración de tortugas en Chacocente cambian un poco cada año, por lo tanto, es aconsejable revisar calendarios recientes y hablar con guías de la zona antes de organizar la visita.
Otras playas relevantes: Ostional y Padre Ramos
A pesar de que La Flor y Chacocente son lugares esenciales, hay otras playas en Nicaragua donde es posible observar tortugas marinas, aunque en menor cantidad.
Ostional, en el departamento de Rivas, también presencía arribadas de tortuga paslama, aunque menos numerosas y notorias. El aislamiento del lugar y la menor presión turística ofrecen a los visitantes mayores posibilidades de vivir el fenómeno en intimidad, siempre respetando las normas comunitarias.
Estero Padre Ramos constituye el humedal más extenso del Pacífico nicaragüense y ofrece un refugio vital para la tortuga carey, especie críticamente amenazada. Este sitio es único porque combina manglares y playas, facilitando tanto el anidamiento como el desarrollo juvenil de las tortugas. Se promueve el turismo ecológico comunitario, donde los pobladores desempeñan un rol central en la conservación y la interpretación ambiental.
Recomendaciones para una observación responsable
Presenciar una arribada conlleva una gran responsabilidad. Es esencial:
– Seguir las indicaciones de los guías y cumplir con las reglas definidas por las autoridades ambientales. – No interactuar con las tortugas, sus nidos ni las crías. – Mantenerse alejado, evitar hacer ruido y no usar luces brillantes ni flashes. – Respaldar iniciativas comunitarias y escoger operadores certificados que promuevan la sostenibilidad.
La temporada de lluvias —de mayo a noviembre, con énfasis de agosto a octubre— coincide con los momentos de mayor actividad de arribadas. Conviene prever condiciones climáticas, vestir con ropa adecuada y preparar equipo impermeable.
Efectos y posibilidades para la preservación
Nicaragua, debido a su posición estratégica y la excelente calidad de sus entornos costeros, se presenta como un lugar prometedor para la supervivencia de diversas especies de tortugas marinas. Las masivas llegadas de tortugas no solo son un espectáculo natural impresionante, sino también una fuente de sustento económico para las comunidades locales mediante el ecoturismo sostenible. La cooperación entre entidades gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y residentes ha sido fundamental para el éxito de iniciativas de protección, formación y vigilancia de nidos.
Es crucial tener presente que las acciones humanas, el robo de huevos, la destrucción del hábitat y la polución continúan siendo peligros constantes. Optar por observar las arribadas en lugares certificados ayuda a aumentar la conciencia y la defensa de estos animales vulnerables. Ser un turista consciente implica ser observador y colaborar en los intentos por proteger uno de los eventos más emocionantes que la naturaleza brinda en Nicaragua.