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Nicaragua concede otras cuatro licencias mineras a una empresa

El gobierno de Nicaragua ha otorgado cuatro licencias adicionales para la exploración minera a una compañía privada, incrementando la influencia del sector minero en el país. Con estas nuevas licencias, la empresa —que ya disponía de permisos anteriores— expande notablemente su dominio sobre áreas con potencial de oro en varias partes del territorio nacional.

Según datos oficiales, las nuevas concesiones fueron otorgadas a través de acuerdos ministeriales emitidos por la Dirección General de Minas, dependiente del Ministerio de Energía y Minas. Las áreas adjudicadas abarcan miles de hectáreas distribuidas en los departamentos de Chinandega, León, Estelí y Nueva Segovia. Estas zonas han sido identificadas como estratégicas para la exploración de oro y otros metales preciosos.

Las concesiones se suman a las más de 100 ya vigentes en el país, lo que reafirma la tendencia al crecimiento sostenido del sector minero, que se ha convertido en uno de los pilares de la economía nicaragüense, especialmente por sus exportaciones. El oro ocupa actualmente el primer lugar en la lista de productos de exportación de Nicaragua, por encima del café, la carne bovina y otros tradicionales.

Ampliación de la minería gestionada centralmente

La empresa beneficiada con estas nuevas concesiones es una de las principales operadoras del sector minero en Nicaragua. Su presencia ha aumentado en los últimos años gracias a un proceso de expansión sostenido, respaldado por resoluciones del Ejecutivo que autorizan el uso de grandes extensiones de tierra para la exploración y eventual explotación minera.

Las autoridades sostienen que esta estrategia tiene como objetivo captar inversiones del exterior, crear empleos y elevar los ingresos del gobierno, mientras se fomenta el progreso de áreas rurales que han sido históricamente marginadas. No obstante, especialistas en cuestiones ambientales y sociales han señalado los potenciales efectos adversos de esta acumulación de concesiones en una sola corporación, que actualmente posee más de diez permisos operativos en la nación.

Inquietudes sociales y ambientales

Organizaciones ambientales y defensores de los derechos de las comunidades han expresado su preocupación por el avance de la minería industrial en territorios que, en muchos casos, colindan con zonas protegidas o son habitados por pueblos indígenas y comunidades rurales. Uno de los puntos críticos señalados es la falta de consultas previas y procesos de participación comunitaria en la toma de decisiones sobre los proyectos extractivos.

También han advertido que, aunque las concesiones actuales son únicamente para exploración, estas suelen derivar rápidamente en explotación a gran escala, con consecuencias potenciales para los ecosistemas, las fuentes de agua y la salud de la población. En particular, preocupa el uso de sustancias tóxicas como el cianuro durante el proceso de extracción del oro.

La opacidad en la información sobre los estudios de impacto ambiental y la falta de acceso público a los contratos y términos de las concesiones han alimentado los cuestionamientos. Las comunidades cercanas a las áreas adjudicadas han reportado incertidumbre sobre los efectos que tendrán los proyectos en sus territorios, actividades económicas tradicionales y calidad de vida.

Industria minera: impulsor económico y foco de discusión

Aunque ha enfrentado críticas, la industria minera ha sido uno de los sectores que ha sostenido un crecimiento estable en Nicaragua en los últimos años. Las ventas al exterior de oro han alcanzado niveles históricos, convirtiéndose en una fuente significativa de ingresos para el país, especialmente en un contexto económico restringido por sanciones internacionales y escasa inversión extranjera en otras industrias.

Los altos precios internacionales del oro y la flexibilidad del marco legal para la inversión minera han convertido a Nicaragua en un destino atractivo para compañías interesadas en extraer este recurso. Las reformas legales impulsadas en la última década han facilitado la obtención de permisos y ampliado los plazos de las concesiones, lo que ha sido aprovechado por un pequeño número de empresas, tanto nacionales como extranjeras.

Mientras tanto, aumentan las solicitudes de más claridad, responsabilidad y participación del público en la administración de los recursos naturales. Diferentes grupos piden establecer procedimientos que aseguren un balance entre el crecimiento económico, la conservación del medio ambiente y el respeto a los derechos de las comunidades.

Las recientes autorizaciones concedidas han reabierto la discusión en torno al modelo de desarrollo centrado en la explotación de recursos naturales, así como en los efectos a futuro que podría tener para Nicaragua el crecimiento de una industria minera que se está volviendo cada vez más concentrada y con un papel considerablemente mayor en la economía del país.

Por Otilia Adame Luevano

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